sábado, 9 de junio de 2012


Hijos Triunfadores

Luís Baba Nakao (Marzo de 2007)



“Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado;

con cuarenta el rostro que les ha dado la vida

y con sesenta el que se merecen”

ALBERT SCHWEITZER.

Hace unos siglos un famoso pensador griego dijo: ‘Lo único permanentes que vivimos en un mundo de cambios’. Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento, como muchos pudiéramos creer. Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer de los fracasos un desafío y no una  tragedia…, eso será lo que buscarán los seleccionadores de personal.

Para los trabajadores independientes será un auto requisito. Un hijo forjará carácter si percibe claramente la autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los niños y jóvenes a su vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por determinaciones. Sin presencia de autoridad nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos con los consecuentes problemas de adaptación.

¿Exceso de autoridad? Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo pone la siguiente regla: ‘La autoridad no debe humillar’. Básicamente lo que es el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que mirar al hijo como un adulto potencial.

¿Queremos que nuestros hijos no sufran? Entonces hay que prepararlos para sufrir. No podemos estarle evitando todo el tiempo todo posible sufrimiento ¿si no cuándo aprenderá? Debe comprender la muerte, los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco los resuelvan ellos mismos. Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de campeón y a todo tipo de actividad. Siempre hay que pensar que, en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero les hacemos un daño con miras al futuro. Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS.  Que sepan que siempre se puede un poquito más. Recuerda que nadie recoge su cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra. Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a ‘sentir la falta de’ y arreglárselas por sí mismos. Hay chicos que no juegan su deporte si no tienen zapatillas de ‘marca’. Si no aprendes a carecer no aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para darles el 100%, los chicos deben saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil de adultos y allí sí que van a sufrir y nosotros también con ellos.  ¿Cómo les enseñamos a carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera! Si no ¿cómo sienten la falta de? Así aprenden a apreciar lo que tienen. Aprenden a no ser ingratos. Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se goza en las cosas sencillas. Aprenden a no ser quejosos.

Una excelente escuela para aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida. ¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para ellos! Es no sólo por su bien  estomacal, sino que es una excelente forma de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos. ‘Mami… no me gustan las lentejas’. Si quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá berrinches, no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando le vuelva el hambre: ¡SORPRESA!  ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!

Parece increíble, pero si no hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el trabajo y en el mundo real.

También hay que educarlos en el servicio. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas: tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc. Hay que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.

¿Mesadas? Que sean una cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que necesitan. Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones, pero conversadas serenamente.

Construyamos hijos luchadores, no debiluchos sobreprotegidos.  Que se superen a sí mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar. Recuerden que nadie alcanza altura con un solo vuelo. También hay que ilusionarlos con ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón. Importante también es estar convencidos de que triunfador no equivale a tener ‘dinero o propiedades’, triunfadores son aquellos que son felices con lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer felices a otros.

Los hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.

Los padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo la felicidad.

Luís Baba Nakao (Marzo de 2007)


La boda de Domi y Kari











lunes, 5 de septiembre de 2011

A mis padres, en su 36 Aniversario de bodas…

Dice mi maestra, Carola Castillo: "Mi papá ES EL MEJOR, pues encontró a mi mamá"... Creo que no podría comenzar estas palabras de otra manera, porque para mí y sé que para mis hermanos también es así, ustedes son los mejores.

¡No habrían podido hacerlo mejor!

Cada uno es un gran ejemplar de su género: mi mamá, una gran mujer, de un corazón inmenso, generadora y transmisora de alegría, auténtica, apasionada, un ser de amor. Mi papá, un hombre tan ecuánime, sereno, paciente, observador, respetuoso, previsivo, visionario y siempre con la palabra justa en el momento indicado.

Solo tres meses de amores y 36 años de casados... 36 años que seguro se dice muy fácil para nosotros, los observadores externos y seguramente se libraron muchas batallas para llegar aquí, pero como hija, hoy me siento, inmensamente orgullosa, porque sé que no son un matrimonio de apariencias, hoy me enorgullezco de ver la hermosa pareja que son. Me conmueve verlos juntos, acompañándose, cuidándose, consintiéndose, respetándose, admirándose, amándose.

Hoy honro, todo lo que tuvo que pasar, para que este día haya sido posible. Mis respetos para esos corazones que tuvieron que quedarse rotos, para que ustedes lograran unirse, porque a veces, creemos que es la ley de la vida y no apreciamos lo que quedó atrás, muchas veces herido, para que esto haya sido posible.

Héctor y yo, ese hermanito que no pudo llegar y quedarse con nosotros y que abrió el espacio para q Domi llegara, recibimos la vida de ustedes, ya eso es lo más grande, sin embargo, nos tocó la fortuna de que además de la vida, nos brindaran su amor y su guía. Supieron ganarse nuestro respeto y así fuimos cediendo cada vez que nos mostraban el camino. Nos convirtieron en tres adultos exitosos. Pero el mayor logro, sin duda, lo llevamos en el corazón, somos personas con una alta calidad humana y eso, es solo una extensión de lo que ustedes son.

Ya Héctor logró pasar la vida que tomó de ustedes, Samuel es la más bella extensión de sus abuelos paternos y maternos, esa es la única manera de retribuirles lo que nos fue dado. Con el favor de Dios, a Domi y a mí, nos llegará también nuestro tiempo.

Honro a mis abuelos: Miguel, María Josefa, Jesús y mi abuela María Felicidad, donde quiera que estén: GRACIAS...

Gracias papi, por elegir a mi mamá, gracias mami por elegir a mi papá. No les quede duda de lo orgullosos pero sobretodo, privilegiados que nos sentimos de que sean nuestros padres.

Gracias DIOS por bendecirnos de esa manera...

Feliz aniversario y que Dios les de vida y salud para celebrar muchos más...

¡Los amo!

miércoles, 10 de agosto de 2011


Este es Aaron, la mas cota de Domix y Karix...

está bello, grande y gordo como el dueño.

martes, 9 de agosto de 2011

Mujeres que aman demasiado

Toda mujer debe saber…
-Cómo enamorarse sin dejar de ser ella misma.
-Lo que quiere con respecto a tener hijos
-Cómo: renunciar a un trabajo, terminar con un novio y confrontar a un amigo sin arruinar una amistad.
-Cuándo intentarlo todo… y cuándo alejarse.
-Cómo pasarla de maravilla en una fiesta a la que no deseaba asistir.
-Cómo pedir algo que realmente desee de manera que casi seguramente lo consiga.
-Tiene que entender que no puede modificar el ancho de sus muslos ó sus caderas, ó la forma de ser de sus padres.
-Que su niñez pudo no ser perfecta… pero ya terminó.
-Lo que podría o no podría hacer por amor… ó debería o no.
-Como vivir sola… aun si le desagrada.
-Debe saber en quién confiar y en quién no.
-A dónde ir: a sentarse con su mejor amiga o a una agradable cabaña en la playa, cuando su alma necesita alimentarse y tranquilizarse.

Tomado de:
http://reflexionesdiarias.wordpress.com/

viernes, 29 de julio de 2011

¿Predicadores o Practicantes?

En mi primer día de formación como Constelador Familiar, con Carola Castillo, entre las TANTAS expresiones que se me quedaron grabadas revoloteando de vez en vez, en mis pensamientos, le escuché decir: "Yo formo practicantes, NO predicadores", aquello me retumbó por dentro y a pesar de que, el contexto en el que lo dijo no fue precisamente el religioso, fue inevitable para mí no trasladarme a ese plano, porque me dio la ficha que durante años me había faltado. Pues el tema religioso, ha sido en buena parte de mi vida, uno de esos aspectos que, por no encontrar coherencia entre "lo predicado y lo practicado, por los practicantes" tuve que ~poner en remojo~ y caminarmelo de a poco, teniendo para ello incluso que declararme atea en un momento de mi vida, en señal de que, quizás por mi naturaleza rebelde (con causa), no me sentía honesta atribuyéndome un catolicismo que de fondo no me terminaba de convencer y que más allá de eso, realmente no conocía lo suficiente como para sentir convicción de serlo, sino que, asi como para la gran mayoría, simplemente era una condición meramente heredada.

Practicantes, no predicadores. Esta expresión, sigue soportando y validando, lo que genera mis reservas respecto a todas las religiones, que yendo a fondo, realmente no es tanto hacia las religiones como tal, sino a la forma en que sus seguidores la viven: más hacia afuera que hacia adentro.

Sobretodo en estos tiempos, donde la iglesia católica, cada vez más, ha ido perdiendo adeptos mientras las nuevas ideologías religiosas los han ido ganando y cada vez te tropiezas con más y más personas, citando versos de la biblia y hablando de Jesús y su legado.

Antes de seguir a la idea central de lo que quiero expresar, quiero comentar, que recientemente tuve la oportunidad de asistir a una iglesia adventista, de hecho todavía asisto cada tanto y aunque no conozco la doctrina a fondo, lo que he podido experimentar allí, ha sido trascendental para responder muchas de las preguntas que llevaba años haciéndome. De lo que conozco de sus pilares ideológicos, algunos no los comparto, pero en otra importante medida, considero que hacen una labor de gran impacto positivo irrefutable en el seno del hogar-la familia, lo cual, en definitiva, repercute también en la sociedad y no tengo duda de que las restantes tendencias religiosas también lo hacen.

Sin embargo, lo que aún me sigue generando rechazo, es ver cómo hay tanta gente en estos grupos, haciendo esfuerzos por aprender a interpretar la palabra de Dios, considerándola "manual de vida", quizás buscando encauzar su vida de una forma digna ante los ojos del creador y todos con motivos muy válidos, pero que en el camino, a MI JUICIO muy personal, se vuelven ~predicadores~, creyéndose practicantes solo por sentirse apoyados en su disciplinada práctica de asistir al culto el día q corresponde, pese a cualquier circunstancia, así como a todas las actividades que ésta convoque.

Yo me pregunto: ¿Es ésto lo que los hace practicantes? Asistir a cada actividad, desplazando cualquier otra, sin excepción, con tal rigurosidad que, en muchos casos pareciera trascender el límite que colinda con el "fanatismo".

También le he escuchado decir a Carola Castillo: "Si quieren saber de espiritualidad, hay que caminar en la tierra, la mayor espiritualidad está aquí en la tierra". Confieso no haber comprendido la primera vez que se lo escuché. Pero ahora lo veo, de qué sirve orar, rezar, pedir a Dios, ir "religiosamente" sin falta a la iglesia o templo, si no procuramos ser personas CAPACES de asumir lo que nos toca, responsablemente.

En MUCHOS casos de estas personas muy asiduas, al llegar a casa, les cuesta acercarse a abrazar a mamá o a papá, o a su pareja, a un hermano o hermana, o a los hijos. Y es ésto justamente, lo que me advierte incongruencia. El mundo relacional, que conforman los más cercanos a esta gran cantidad de personas creyentes, "debería ser" la verdadera PRÁCTICA, es allí donde la palabra de Dios debería evidenciarse. En las situaciones adversas, que demandan nuestra RESPONSABILIDAD en lo que "nos toca" asumir, con adultez, con entereza, con firmeza, con esa fuerza que Dios pareciera inyectar a través de su palabra, ES donde debería verse el resultado de tanta teoría.

Visto de esta manera, personalmente conozco gente mucho más "espiritual" fuera de las iglesias. Porque es fácil sentir amor por el prójimo en aquel que ves solo cuando asistes a la iglesia, con el que solo compartes en una de sus facetas y que es en la que justamente, tienen afinidad: la tendencia religiosa. Pero DIFÍCIL es amar al prójimo que sentimos que nos hirió, como un padre que abandonó, una pareja que nos traicionó, un hijo que no obedece a las imposiciones de los padres y todos los infinitos casos que verdaderamente exigen lo más espiritual de nosotros.

Y no hablo de que sea fácil, ni tampoco de que considere inadecuado tener alguna tendencia religiosa: ¡NO! Mi llamado, mi inquietud, mi alarma es, revisemos si estamos más en el rol de predicadores o en el de practicantes, tantea en tu entorno, qué tan atendidos, amados, tomados en cuenta, se sienten los más cercanos a ti. Ese es el verdadero termómetro espiritual. Qué tanta fuerza somos capaces de tomar, cuando lo que nos toca afrontar se parece al gigante Goliath de una de las parábolas de la Biblia. ¿Dónde está la fe ahí?
¿Cuán fieles le somos a Jesús y a Dios cuando preferimos evadir antes que asumir?

Entonces, mi pregunta es: ¿la búsqueda verdadera es: Dios ó salvar culpas?; ¿En qué porcentaje se predica y en qué porcentaje se practica?

Para reflexionar…