viernes, 29 de julio de 2011

¿Predicadores o Practicantes?

En mi primer día de formación como Constelador Familiar, con Carola Castillo, entre las TANTAS expresiones que se me quedaron grabadas revoloteando de vez en vez, en mis pensamientos, le escuché decir: "Yo formo practicantes, NO predicadores", aquello me retumbó por dentro y a pesar de que, el contexto en el que lo dijo no fue precisamente el religioso, fue inevitable para mí no trasladarme a ese plano, porque me dio la ficha que durante años me había faltado. Pues el tema religioso, ha sido en buena parte de mi vida, uno de esos aspectos que, por no encontrar coherencia entre "lo predicado y lo practicado, por los practicantes" tuve que ~poner en remojo~ y caminarmelo de a poco, teniendo para ello incluso que declararme atea en un momento de mi vida, en señal de que, quizás por mi naturaleza rebelde (con causa), no me sentía honesta atribuyéndome un catolicismo que de fondo no me terminaba de convencer y que más allá de eso, realmente no conocía lo suficiente como para sentir convicción de serlo, sino que, asi como para la gran mayoría, simplemente era una condición meramente heredada.

Practicantes, no predicadores. Esta expresión, sigue soportando y validando, lo que genera mis reservas respecto a todas las religiones, que yendo a fondo, realmente no es tanto hacia las religiones como tal, sino a la forma en que sus seguidores la viven: más hacia afuera que hacia adentro.

Sobretodo en estos tiempos, donde la iglesia católica, cada vez más, ha ido perdiendo adeptos mientras las nuevas ideologías religiosas los han ido ganando y cada vez te tropiezas con más y más personas, citando versos de la biblia y hablando de Jesús y su legado.

Antes de seguir a la idea central de lo que quiero expresar, quiero comentar, que recientemente tuve la oportunidad de asistir a una iglesia adventista, de hecho todavía asisto cada tanto y aunque no conozco la doctrina a fondo, lo que he podido experimentar allí, ha sido trascendental para responder muchas de las preguntas que llevaba años haciéndome. De lo que conozco de sus pilares ideológicos, algunos no los comparto, pero en otra importante medida, considero que hacen una labor de gran impacto positivo irrefutable en el seno del hogar-la familia, lo cual, en definitiva, repercute también en la sociedad y no tengo duda de que las restantes tendencias religiosas también lo hacen.

Sin embargo, lo que aún me sigue generando rechazo, es ver cómo hay tanta gente en estos grupos, haciendo esfuerzos por aprender a interpretar la palabra de Dios, considerándola "manual de vida", quizás buscando encauzar su vida de una forma digna ante los ojos del creador y todos con motivos muy válidos, pero que en el camino, a MI JUICIO muy personal, se vuelven ~predicadores~, creyéndose practicantes solo por sentirse apoyados en su disciplinada práctica de asistir al culto el día q corresponde, pese a cualquier circunstancia, así como a todas las actividades que ésta convoque.

Yo me pregunto: ¿Es ésto lo que los hace practicantes? Asistir a cada actividad, desplazando cualquier otra, sin excepción, con tal rigurosidad que, en muchos casos pareciera trascender el límite que colinda con el "fanatismo".

También le he escuchado decir a Carola Castillo: "Si quieren saber de espiritualidad, hay que caminar en la tierra, la mayor espiritualidad está aquí en la tierra". Confieso no haber comprendido la primera vez que se lo escuché. Pero ahora lo veo, de qué sirve orar, rezar, pedir a Dios, ir "religiosamente" sin falta a la iglesia o templo, si no procuramos ser personas CAPACES de asumir lo que nos toca, responsablemente.

En MUCHOS casos de estas personas muy asiduas, al llegar a casa, les cuesta acercarse a abrazar a mamá o a papá, o a su pareja, a un hermano o hermana, o a los hijos. Y es ésto justamente, lo que me advierte incongruencia. El mundo relacional, que conforman los más cercanos a esta gran cantidad de personas creyentes, "debería ser" la verdadera PRÁCTICA, es allí donde la palabra de Dios debería evidenciarse. En las situaciones adversas, que demandan nuestra RESPONSABILIDAD en lo que "nos toca" asumir, con adultez, con entereza, con firmeza, con esa fuerza que Dios pareciera inyectar a través de su palabra, ES donde debería verse el resultado de tanta teoría.

Visto de esta manera, personalmente conozco gente mucho más "espiritual" fuera de las iglesias. Porque es fácil sentir amor por el prójimo en aquel que ves solo cuando asistes a la iglesia, con el que solo compartes en una de sus facetas y que es en la que justamente, tienen afinidad: la tendencia religiosa. Pero DIFÍCIL es amar al prójimo que sentimos que nos hirió, como un padre que abandonó, una pareja que nos traicionó, un hijo que no obedece a las imposiciones de los padres y todos los infinitos casos que verdaderamente exigen lo más espiritual de nosotros.

Y no hablo de que sea fácil, ni tampoco de que considere inadecuado tener alguna tendencia religiosa: ¡NO! Mi llamado, mi inquietud, mi alarma es, revisemos si estamos más en el rol de predicadores o en el de practicantes, tantea en tu entorno, qué tan atendidos, amados, tomados en cuenta, se sienten los más cercanos a ti. Ese es el verdadero termómetro espiritual. Qué tanta fuerza somos capaces de tomar, cuando lo que nos toca afrontar se parece al gigante Goliath de una de las parábolas de la Biblia. ¿Dónde está la fe ahí?
¿Cuán fieles le somos a Jesús y a Dios cuando preferimos evadir antes que asumir?

Entonces, mi pregunta es: ¿la búsqueda verdadera es: Dios ó salvar culpas?; ¿En qué porcentaje se predica y en qué porcentaje se practica?

Para reflexionar…